Puerto de Lázaro Cárdenas. ¿Polo o enclave de desarrollo? El análisis del Dr. Salvador García Espinosa

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El Derecho a la Ciudad

PUERTO LÁZARO CÁRDENAS. ¿POLO O ENCLAVE DE DESARROLLO?

Salvador García Espinosa

La semana pasada el gobierno de México anunció una inversión de 32 mil 875.24 millones de pesos para la modernización y ampliación de seis puertos estratégicos del país, incluido el de Lázaro Cárdenas, donde se reportó que en específico se hará una inversión de 6 mil 146.24 millones de pesos en el puerto marítimo michoacano. 

Creo que hoy en día nadie pone en tela de juicio que el Puerto de Lázaro Cárdenas constituye una, sino es que, la principal puerta de acceso y salida con el mercado asiático. Sin embargo, llama la atención que, en las declaraciones, el vicealmirante de la Secretaría de Marina, Osorio Fraga, señalara puntualmente que el objetivo es “generar un polo de desarrollo regional, de tal manera de que también se vean beneficiados aquellos poblados que están aledaños al puerto”.

El asombro se debe a que ese fue el objetivo inicial de construir la planta Siderúrgica Lázaro Cárdenas “Las Truchas”, localizada en la desembocadura del Río Balsas, en el estado de Michoacán y que, si bien el decreto corresponde al 3 de agosto de 1971, su gestión y planeación requirió varios años previos. 

La relevancia nacional del proyecto se evidencia con la creación del Fideicomiso Lázaro Cárdenas para, entre otros aspectos, hacer posible el Proyecto Integral de Desarrollo Urbano, mismo que señala que en su presentación que: 

El gobierno federal, de acuerdo con su política de descentralización de las actividades económicas y de apoyo al desarrollo regional, ha decidido dar mayor impulso a la zona de la desembocadura del Río Balsas, localizada en los límites de los estados de Michoacán y Guerrero.

El desarrollo de este polo se inicia en los primeros años de la década de los sesenta con la construcción de las primeras obras de infraestructura —tales como las presas de “El Infiernillo” y José María Morelos (La Villita), y las carreteras de acceso a la región, a través de un circuito vial que se enlazará con la red nacional de caminos— y continúa en los setenta con el establecimiento de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, S.A. (SICARTSA), el Puerto de Lázaro Cárdenas y el Distrito de Riego de La Villita, así como con la construcción de la vía férrea Lázaro Cárdenas- Coróndiro, que integrará a la zona con el sistema ferroviario del país.

Pero la realidad ha indicado lo contrario, de pensarse como un “polo de desarrollo”, la Siderúrgica se convirtió en un enclave económico más vinculado al comercio internacional que al nacional, ya que, nunca se logró incentivar la creación de industrias nacional ligadas a la producción acerera.

Los factores del fracaso como política de impulso regional pueden señalarse muchos, pero el más evidente parece ser el desface para desarrollar la infraestructura que garantizará la integración a territorio nacional. Baste mencionar que la carretera, mal llamada autopista del siglo XXI, se comenzó -aún no termina- a construir 50 años después de la Siderúrgica.

En 2007, cuando se señaló como un objetivo nacional “Superar los desequilibrios regionales aprovechando las ventajas competitivas de cada región, en coordinación y colaboración con actores políticos, económicos y sociales al interior de cada región, entre regiones y a nivel nacional”. Se propuso “Asistir a los estados y municipios en el fortalecimiento de capacidades institucionales, fomentar la competitividad de todas las regiones, con un énfasis particular en las regiones más desfavorecidas”. Para el caso de Michoacán en 2014, se optará por impulsar el desarrollo de sectores estratégicos a través de “…reactivar la política de fomento económico enfocada a incrementar la productividad de los sectores dinámicos y tradicionales…de manera regional y sectorialmente equilibrada.” Surge la propuesta de crear una Zona Económica Especial (ZEE) en Michoacán y Guerrero,además de otros estados con características específicas 

El objetivo, aprovechar el puerto marítimo, cuyo potencial comercial va en crecimiento para generar una serie de incentivos fiscales para la instalación de industrias. Se trataba de un modelo probado con más de cuatro mil zonas especiales en el mundo. Tan sólo en China, a partir de 1980, se establecieron cinco zonas económicas especiales, en la actualidad cuente con 15 zonas libres de derechos aduaneros, 32 zonas de desarrollo industrial económico y tecnológico y 53 zonas de desarrollo industrial de altas y nuevas tecnologías, que van desde ciudades costeras, capitales de provincias y márgenes de ríos. Lamentablemente en 2019, se canceló la iniciativa de conformar las ZEE.

Hoy, con el cambio radical en la participación del Gobierno en el desarrollo comercial de los puertos marítimos, así como la asignación del control de puertos por parte de la Secretaría de Marina y las inversiones a realizar, tal vez sería propicio reconsiderar la generación de perímetros específicos con privilegios fiscales que logren, finalmente, un aprovechamiento cabal del potencial comercial que representa el Puerto Lázaro Cárdenas para México, pero específicamente para Michoacán.

Para nadie es desconocido el alarmante contraste existente entre la bonanza económica del puerto y la Siderúrgica, con las condiciones urbanas, sociales y económicas que prevalecen en las localidades de la región. Los gobiernos federal, estatal y municipal en sus diferentes administraciones han sido incapaces de aprovechar y traducir, el importante intercambio entre países asiáticos y los Estados Unidos, que se materializa en miles de contenedores diarios que llegan o salen de navíos al puerto y vía ferrocarril, en beneficio de una mejor calidad de vida para los habitantes de esta región costera.