Impuestos, buen gobierno y mejor ciudad; hoy la reflexión del Dr. Salvado García Espinosa

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El Derecho a la Ciudad

IMPUESTOS, BUEN GOBIERNO Y MEJOR CIUDAD

Salvador García Espinosa

A unos días de concluir el mes de febrero, la mayoría de nosotros pensamos que “la cuesta de enero” ha quedado atrás, y hemos olvidado en gran medida el tema de los impuestos; sin embargo, como ciudadanos deberíamos comprender que convendría a todos, abordar el tema de los impuestos de forma permanente y no solo cada año, cuando se presentan los incrementos o bien, las fechas fatales de pago. 

¿Resistencia a pagar impuestos?

Casi inevitablemente, la primera idea que surge cuando de impuestos se trata, es una resistencia casi natural para pagar, al considerar que es excesivo el pago que realizamos y, lo más importante: que como contribuyentes no obtenemos los beneficios que consideramos deberíamos de recibir. Lo verdaderamente importante aquí es subrayar que esta resistencia al pago de impuestos, seguramente se produce porque no existen, o al menos no se observa con claridad, que el recurso recaudado se invierta en algún servicio o bien público, que nos proporcione un beneficio directo.

Podemos afirmar que no existe persona que tenga una voluntad manifiesta de pagar impuestos, y por esta razón el gobierno instrumenta elementos coercitivos, para obligar al pago y, en el mejor de los casos, algunos incentivos como el “borrón y cuenta nueva”, que propicie la recaudación de recursos vía el pago de impuestos o derechos.

Al gobierno, sea cual sea su ámbito (federal, estatal o municipal), los ciudadanos le hemos otorgado la facultad de recaudar ingresos propios por el cobro de impuestos, derechos, aprovechamientos y otros conceptos, así lo establece la Constitución Política. A pesar de esta atribución de recaudación, algunos gobiernos prefieren no ejercerla; el caso más evidente para el ámbito estatal es que, después del 2012, que se dejó como una atribución estatal el cobro del impuesto a la tenencia vehicular, en más de la mitad de las entidades federativas no se cobra.

Lo impopular del cobro de impuestos

Desde la perspectiva de la administración pública, el cobro de impuestos no es popular para ningún gobierno, incluso se asume que el “costo político” siempre será mayor que los posibles beneficios a obtener. Además, la renuncia a cobrar impuestos aumenta la dependencia de las participaciones federales, situación que se podría considerar muy desfavorable para cualquier gobierno estatal o municipal.

Al menos así lo indican varios estudios estadísticos sobre la recaudación tributaria a nivel estatal, que en nuestro país es mucho menor que la de los otros países de la OCDE, e incluso de algunos de América Latina. En 2018, la recaudación tributaria a nivel estatal promedió 5.1% del PIB en los países de la OCDE, y 4.8% en los latinoamericanos. Sin embargo, los estados y municipios en México solo recaudaron mediante impuestos propios 0.7% del PIB. Estos indicadores describen un escenario de excesiva dependencia de las transferencias de recursos desde la Federación, lo que sin duda limita la prestación de servicios públicos básicos como agua, salud, educación y seguridad.

Impuestos y rendición de cuentas

La capacidad en el cobro de impuestos va más allá del ámbito económico, forma parte importante en la construcción del Estado, ya que representa la principal posibilidad de financiar la operatividad del gobierno. Sin embargo, para lograr una sinergia entre impuestos y bienestar es condición sine qua non la rendición de cuentas, de manera prioritaria, en los ámbitos más cerca de los ciudadanos, como son el estatal y el municipal.

En este contexto, se debe señalar que cuando los gobiernos optan por no cobrar impuestos a cambio de una mayor dependencia de participaciones, puede interpretarse también como una estrategia para evitar la transparencia y rendición de cuentas.

El reto en cobro de impuestos

El papel del gobierno es ser el intermediario entre ciudadanos, a fin de lograr una mejor distribución de la riqueza, de los beneficios y de las oportunidades. Desde esta perspectiva, la rendición de cuentas se enfrenta a que el proceso existente entre la recaudación y los beneficios es sumamente complejo y poco conocido, en gran medida por las múltiples políticas públicas, los numerosos proyectos, las diversas iniciativas, así como las diferentes acciones de gobierno.

Desafortunadamente las reformas en materia fiscal parecen ir orientadas a aumentar la base tributaria más que, para generar mecanismos de rendición de cuentas y transparencia. En la medida en la que los gobiernos logren informarnos con claridad y objetividad de la distribución y aplicación de los recursos recaudados, lograrán una mayor sensibilización sobre la necesidad del pago de impuestos; es de suma relevancia involucrarnos a todos en el objetivo de financiar la ciudad para elevar la calidad de vida de sus habitantes.