Emotivo Reconocimiento a la Trayectoria de Miguel Bosé en el 21er FICM

352

Antes de alcanzar la fama en el mundo de la música, Miguel Bosé tuvo un debut inusual en la actuación, marcado por la casualidad. A la edad de adolescente, un amigo cineasta de su madre le ofreció un papel en una película y, sin dudarlo, aceptó la oportunidad. Así, se encontró viajando a Egipto, donde pasó tres meses trabajando en diversos roles, incluyendo el de un soldado con un solo diálogo que terminaba siendo víctima de un disparo.

Cincuenta años después de este evento fortuito, Miguel Bosé, el consumado artista con una amplia discografía y filmografía, compartió recuerdos de sus primeros pasos en la actuación durante una charla con Alejandro Ramírez, Presidente del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), y la directora y cinefotógrafa Victoria Clay Mendoza, previo a la proyección de la película “Tacones lejanos” (1991, dir. Pedro Almodóvar) en el 21er FICM.

En una conversación ante un Teatro Matamoros lleno y entre risas del público, Bosé describió la experiencia de participar en “Tacones lejanos” como un desafío físico agotador. El proceso implicó horas de maquillaje, estiramiento de piel y el uso de prótesis pesadas, todo para dar vida a su personaje en la película.

Al hablar sobre su colaboración con Pedro Almodóvar, Bosé elogió la visión clara del director: “Pedro tenía todos los tonos y personajes muy claros en su mente. Es muy avasallador, hay que aprender a sorprenderle”.

A pesar de la intensidad del trabajo, Bosé también recordó el consejo de la actriz Victoria Abril, quien le sugirió no seguir todas las indicaciones de Almodóvar, ya que, según ella, “un buen director es un mal actor”, subrayando la necesidad de encontrar un equilibrio entre seguir las directrices del director y mantener la autenticidad en la interpretación.