El fugaz regreso de Syd Barrett: Un encuentro histórico para Pink Floyd

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Fecha: 5 de junio de 1975 Lugar: Estudios Abbey Road (ex estudios EMI)

En un día memorable en la historia de Pink Floyd, el 5 de junio de 1975, la banda se encontraba en los estudios Abbey Road, preparando los toques finales de su próximo álbum, “Wish You Were Here”. Estaban ocupados mezclando la canción icónica “Shine on You Crazy Diamond”. Sin embargo, algo inesperado sucedió ese día.

De repente, apareció un hombre en los estudios. Era un hombre de apariencia peculiar, con sobrepeso, calvo y con las cejas afeitadas, vestido con un impermeable de gabardina. Los músicos y técnicos del estudio se sintieron confundidos, sin saber quién era ni qué hacía allí. Fue Richard Wright quien finalmente lo reconoció: era Syd Barrett, el antiguo miembro y cofundador de Pink Floyd.

Syd Barrett, quien había vivido en una realidad diferente durante varios años, deambulaba por el estudio y tomó asiento en la sala de control. La banda decidió hacerle escuchar la canción en la que estaban trabajando, esperando obtener alguna reacción de él. Sin embargo, Syd no mostró ninguna emoción hacia la música e incluso preguntó cuándo iba a grabar su parte de guitarra. Esta pregunta reveló el estado mental de Barrett, ya que Pink Floyd le informó que su parte de guitarra ya había sido grabada.

Después de este breve encuentro, Syd Barrett abandonó el estudio sin despedirse, de la misma manera en la que había llegado: de forma fugaz. Este encuentro resultaría ser la última vez en la que Syd Barrett se reuniría con sus ex compañeros de Pink Floyd.

El breve y sorprendente regreso de Syd Barrett a los estudios Abbey Road dejó una huella imborrable en la historia de Pink Floyd. Fue un recordatorio conmovedor de la complejidad y fragilidad del genio creativo de Barrett, así como de la distancia que lo separaba de la realidad y del éxito que había ayudado a construir con la banda.

A pesar de su partida, la influencia y el legado de Syd Barrett perduran en la música de Pink Floyd y en la memoria de sus fans. Su breve aparición en aquel día de 1975 se convirtió en un momento emblemático en la historia de la banda y en un recuerdo eterno de la conexión única que existió entre ellos.