EL DERECHO A LA CIUDAD
El Espacio Público, de todo o unos cuantos
Por Salvador García Espinosa.- En este espacio hemos señalado en varias ocasiones la relevancia que tiene el llamado Centro Histórico para la actividad turística de Michoacán y en particular de la ciudad. Sin embargo, también hemos señalado que se debe insistir en una visión global e integral de la ciudad, sobre todo por parte de las autoridades, pues Morelia es más que su Centro Histórico.
Señalamos lo anterior, a propósito de la discusión que se realizó en días pasado al respecto de algunas declaratorias, por parte de funcionarios del H. Ayuntamiento, al respecto de autorizar de forma temporal, durante algunos días festivos, la presencia del comercio ambulante en el Centro Histórico. Las diversas declaratorias en medios y en redes sociales no se hicieron esperar, hubo un rechazo generalizado, se recordó como era Morelia, antes del 5 de junio de 2001, fecha en que, a través de un dispositivo sin precedentes, se retiró al comercio que ocupaba de forma permanente plazas y aceras de la zona centro.
Para nadie ha pasado inadvertido el beneficio que dichas acciones han generado para la ciudad, no sólo en su aspecto de imagen urbana, sino en términos económico y sociales, pues permitieron generar las condiciones para garantizar el disfrute del espacio público como un derecho de todos los ciudadanos.
Por lo anterior, es digno de llamar la atención, que no existe una preocupación, por parte de ciudadanos y menos por parte de la autoridad, por lo que acontece en la ciudad -fuera del Centro Histórico- en donde se observa de forma permanente una apropiación del espacio público por parte de comerciantes, de los llamados “ambulantes” y de los fijos o permanentes.
No debemos ignorar que el espacio público es un elemento fundamental del orden urbano que, en su relación con el espacio privado, expresa la manera como los habitantes nos relacionamos, lo usamos y la relación para con las instituciones. Es, por lo tanto, un escenario en donde se expresan las tensiones entre lo público y lo privado, donde se trata que prevalezca lo colectivo de lo público como espacio de todos.
La primera noción de público nos refiere al ámbito jurídico sobre la propiedad, como lo antagónico a la propiedad privada, pero la visión actual de la ciudad centra su atención en las prácticas sociales como indicador del carácter público de un espacio, más allá de su régimen de propiedad. Un claro ejemplo de esto, son los centros comerciales, en donde se recrea un ambiente público en una propiedad privada.
Aquí, lo verdaderamente relevante, es la responsabilidad de la autoridad por velar por el interés público, tal y como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La experiencia urbana de la ciudad permite ubicar la desigualdad como un fenómeno central que se expresa en el espacio público donde se pueden observar las relaciones sociales y de poder, el acceso a recursos urbanos y de bienes públicos para el usufructo personal. Es preciso que la autoridad actué, pues es quien debe mediar, los diferentes y muy distintos intereses de los particulares.
Mientras existe una baqueta invadida por un comercio, por un puesto de comida, por un taller que realiza reparaciones en la vía pública; forma parte del paisaje urbano cotidiano aquellos casos en los que un particular hace uso del espacio público para obtener un beneficio personal. No importa que tan insignificantes nos parezcan, pues van desde el lava-coches que se apropia del lugar de estacionamiento en la vía pública, del comerciante que saca su mercancía para exhibirla en la banqueta en detrimento del espacio del peatón, hasta el de aquellas construcciones que se han “adueñado” de la calle o del área verde, ante la mirada de sus vecinos, pues se trataba de un área de todos y por lo tanto de nadie.
Olvidamos que la construcción de ciudadanía y de la participación social, esta estrechamente ligado al uso y respeto de lo público, en la actualidad, habitantes y actores sociales organizados reclaman el derecho a un espacio público de calidad, no debería de ser necesario cerrar calles los domingos, para que la gente pueda salir a pasear con seguridad y tranquilidad. La calidad en los espacios público, es uno de los indicadores de calidad de vida, pero también de respecto, equidad e igualdad de una sociedad. Por esta razón, preocupémonos todos, por que se ejerza la autoridad para garantizar que el uso espacio público para el disfrute de todos, pero también en toda la ciudad, no sólo en el Centro Histórico.