En el año 1999, Harvey Ball, el creador del icónico símbolo Smiley Face o Carita Feliz, estableció el Día Mundial de la Sonrisa para el primer viernes de octubre, una jornada dedicada a la felicidad y a compartir alegría con los demás, aunque sea por un solo día.
Aunque Harvey Ball falleció en 2001, su legado vive a través de la Harvey Ball World Smile Foundation, una organización dedicada a llevar alegría a personas de todo el mundo. Esta fundación organiza actividades anuales y recauda fondos para proyectos benéficos que buscan hacer sonreír a personas de todas las edades.
Sonreír no solo ilumina nuestro rostro, también tiene numerosos beneficios para nuestra salud mental y emocional. Al sonreír, nuestro cuerpo libera endorfinas y serotoninas, hormonas que nos hacen sentir más felices y reducen el estrés, mejorando así nuestro estado de ánimo y bienestar general.
Además, la sonrisa es un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y lingüísticas. Es un gesto gratuito que puede marcar la diferencia en diversas áreas de la vida, desde la interacción social hasta la autoestima y el ámbito profesional. La sonrisa genera confianza tanto en uno mismo como en los demás, y lo mejor de todo, es contagiosa. En el Día Mundial de la Sonrisa, celebremos este gesto sencillo pero poderoso que puede iluminar el día de quienes nos rodean.
