¿Distribuidor vial mil cumbres, una prioridad para Morelia?, el análisis del Dr. Salvador García Espinosa

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EL DERECHO A LA CIUDAD

¿Distribuidor vial mil cumbres, una prioridad para Morelia?

Salvador García Espinosa

La semana pasada sorprendió a propios y extraños el anuncio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), instancia ejecutora, dio el fallo de la Licitación Pública número LO-916007977-E1-2020, para la construcción de un distribuidor vial en el crucero conocido como “salida a mil cumbres” específicamente en la intersección vial de Av. Acueducto y Periférico Nueva España. Se comenta que el techo financiero de la obra es de 422 millones de pesos, de los cuales 380 millones de pesos son aportados por el Gobierno de México y, el resto, por la presente administración estatal. Sin duda alguna, se trata de una de las obras de infraestructura más relevantes para Morelia, por lo que surgen cuestionamientos sobre los que bien vale la pena reflexionar.

El primer asunto que sorprende, es la secrecía con la que se manejo el proyecto y asignación de la obra. Si bien se habla de una licitación pública e incluso de la participación de doce empresas michoacanas, sorprende que una obra de tal magnitud y relevancia, no se haya dado a conocer desde que se propuso a la Federación para el otorgamiento de recursos.

Y es que si bien, la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, aprobada en noviembre del 2016, señala en su Artículo 93, que “Las autoridades deberán promover la participación social y ciudadana, según corresponda, en al menos las materias de… (Fracción III) El financiamiento y operación de proyectos estratégicos urbanos.”  Dados los antecedentes de discrepancia entre el Gobierno del Estado y el Gobierno Municipal en el caso del llamado “Ramal Camelinas”, el asunto de corresponsabilidades y atribuciones, adquiere significativa relevancia al menos en tres vertientes distintas:

  • Se debe informar a la ciudadanía y más específicamente a los propietarios que de manera directa se verán beneficiados o afectados por la obra, en primera instancia para evitar lo ocurrido en el “ramal camelinas” que propició entre otras cosas, la prolongación de los tiempos programados de ejecución de la obra. Y, en segundo término, porque para todos es conocido el impacto negativo que los pasos a desnivel generan sobre la plusvalía de las propiedades colindantes. No es un asunto menor, como ejemplo está el puente que se realizará, para cruzar las vías del tren, sobre Av. Periodismo y que no se realizó sobre el Periférico Independencia, que es en verdad donde más se necesita, dado el aforo vehicular.
  • La magnitud de la obra demanda de la correcta y eficiente coordinación de múltiples dependencias federales, estatales y municipales. Pensemos en el cableado y postes que la CFE tendrá que reubicar, de colectores sanitarios y líneas de distribución de agua potable a cargo de OOAPAS que necesariamente sufrirán cambios, de ductos y cableado de compañías de teléfonos, etcétera, etcétera. Así que, para dar cumplimiento en tiempo y forma a la obra, el Gobierno Municipal debe ya estar al tanto de los detalles para coordinar lo que a sus dependencias corresponde. Pues no bastará como en el caso del “ramal” negarse a recibir la obra. El inicio de acuerdo con la licitación estaba programado para el pasado mes de mayo y hoy en día, que aún, no se tienen las autorizaciones municipales correspondientes. Ya ni hablar de los riesgos por tiempos políticos de campañas y relevos gubernamentales, que podrían poner en riesgo el cabal cumplimiento de tan ambicioso proyecto.
  • Otro aspecto que involucra directamente al Gobierno Municipal, es lo correspondiente al Programa de Desarrollo Urbano, no se conoce cual es la postura del Instituto Municipal de Planeación y si ya este considerando, en su actual proceso de actualización del Programa, esta obra.

Este último asunto, no es menor, pues se han realizado por parte de la autoridad municipal, esfuerzos sin precedentes para impulsar la movilidad no motorizada en la ciudad y esta obra, desde cualquier perspectiva, conlleva al impulso y priorización del automóvil. Porque si bien a trascendido que el proyecto considera cuatro kilómetros de ciclovías unidireccionales en las calles laterales y espacios públicos en bajo puentes, al igual que la reconstrucción de banquetas peatonales, equilibrando el transporte vehicular con los medios no motorizados. No hay que olvidar que la Ley General de Asentamientos Humanos, señala en su Artículo 73, que “La Federación, las entidades federativas, los municipios…deberán promover y priorizar en la población la adopción de nuevos hábitos de Movilidad urbana sustentable…el reconocimiento y respeto a la siguiente jerarquía: personas con movilidad limitada y peatones, usuarios de transporte no motorizado, usuarios del servicio de trasporte publico de pasajeros, prestadores del servicio de trasporte publico de pasajeros, prestadores del servicio de transporte de carga y usuarios de transporte particular.”

La ciudad de Morelia y su zona metropolitana, claro que requieren de más inversiones de esta magnitud, pero dichas inversiones deberían de corresponder a un proceso de planeación, en donde se priorice la terminación de obras inconclusas. Recordemos que, en el crucero del Periférico y Av. Morelos Norte, se requiere complementar el paso a desnivel existente, con un paso deprimido en sentido norte-sur, que garantice la fluidez del trafico proveniente de Guanajuato y del que se deriva de la carretera CDMX-Guadalajara. En la conocida salida a Pátzcuaro, que en realidad es la entrada y salida de miles de vehículos, pues es todo el tráfico al resto de la entidad, incluyendo los destinos turísticos de Ixtapa-Zihuatanejo, resulta inconcebible que los vehículos del Libramiento tengan que dar vuelta en “U” para lograr incorporarse a una vialidad lateral que les permita integrarse a la carretera a Pátzcuaro. En el acceso al desarrollo habitacional de Villas del Pedregal los vecinos claman por un puente vehicular que les garantice seguridad para incorporarse a la carretera. Los propietarios y usuarios de la Central de Abastos, llevan años pidiendo se resuelvan los conflictos viales derivados de la integración vehicular al Libramiento. Ante estas y otros rezagos, el cuestionamiento es inevitable ¿Un distribuidor vial en salida a mil cumbres era una prioridad para Morelia?

La primera respuesta, parece ser que no, a menos que se trate de una obra más, que busca consolidar una integración entre Morelia y el desarrollo de Tres Marás, en el que tal y como ocurrió en Altozano, primero se autorizan los desarrollos habitacionales, se crea la demanda de usuarios y conflictos, para después tener que invertir recursos públicos para minimizar los impactos generados y salvaguardar las inversiones y ganancias de los promotores inmobiliarios.

Se requiere que Morelia reciba inversiones privadas como en Altozano, Tres Marías, desarrollos en vivienda como los de Villa del Pedregal, inversiones públicas como la del distribuidor vial, las del “ramal camelinas”, como en su momento la del hospital del IMSS. Todo debe ser bienvenido y aprovechado, pero bajo esquemas de planeación económica y urbana a mediano y largo plazo, con una idea clara del Morelia que se desea a 20 o 50 años, sólo así se podrá garantizar la coordinación de todas las partes involucradas y la generación de beneficios sociales a todos los habitantes de Morelia.