Por Víctor Americano.
Ciudad de México, a 17 de febrero de 2020.- El brutal asesinato de la pequeña Fátima de tan solo 7 años de edad, ha enfurecido e indignado a una sociedad mexicana que se encontraba apenas exigiendo justicia del feminicidio de Ingrid, mujer que fuera cercenada en cachitos por su pareja, cuando sucede otra tragedia de grandes magnitudes, una niña secuestrada, luego torturada, abusada y asesinada, abandonada en una bolsa de basura.
Pareciera una terrible ficción, un guión horrible de la muerte de una niñita, pero no, es toda una realidad, una realidad que se vive en México y que le está explotando en las manos al presidente mexicano, Andrés Manuel López obrador.
Hoy hay versiones de los familiares de la pequeña exigiendo justicia, la propia madre ha declarado un ataque sistemático en contra de otros familiares o conocidos, de parte de un presunto funcionario público; las cosas se están complicando aún más, como si solo el asesinato artero, no fuera suficiente para una sociedad dolida, vapuleada y que no encuentra quien le pudiera poner fin a la ola de feminicidios y asesinatos terribles.
La pequeña Fátima, no salió a un antro de noche, no vestía provocativa, no salió con el “novio”, no se subió a un taxi, no realizó nada de las cosas que argumentan los grupos anti feministas, solo salió a la escuela y regresó dentro de una bolsa, muerta, torturada, abusada e inerte, y con tan solo 7 años de edad.
Incluso hay un video dado a conocer por la Fiscalía de la CDMX donde se puede ver a una mujer que se llevaba a la menor tomada de la mano… se esperan prontos resultados de las investigaciones para que el atroz crimen, no quede impune.
Y sumergidos en la tragedia, en entrevista para #AristeguiEnVivo, Ernestina Godoy informó que los padres de la menor presentan condiciones mentales que han atrasado el reconocimiento. Si es que tienen problemas mentales los padres, ¿eso ya justifica el aberrante asesinato?… No cabe duda que al escribir una nota de esta magnitud, los periodistas nos quedamos con las ganas de utilizar adjetivos calificativos con personas que solo cuidan su chambita, aunque a diario sigan muriendo personas de las formas más macabras y arteras.